Día de Muertos: Mascotas fallecidas presentes en altares mexicanos
En México, la tradición del Día de Muertos se enriquece con un nuevo elemento: las ofrendas dedicadas a las mascotas fallecidas. En los altares, junto a las fotografías de los seres queridos, ahora también se pueden ver juguetes, platos de comida y retratos de perros, gatos y otras mascotas que fueron parte importante de la familia.
Un duelo visible y reconocido
Esta tendencia refleja un cambio en la forma en que la sociedad mexicana vive el duelo y reconoce el vínculo emocional entre humanos y animales. Investigaciones de la American Psychological Association (APA) y la Universidad de Colorado han demostrado que la interacción con mascotas libera oxitocina, la hormona del afecto, generando un apego profundo. La pérdida de una mascota, por lo tanto, provoca un dolor similar al de la pérdida de un ser humano.
Sin embargo, el duelo por una mascota a menudo carece de reconocimiento social, lo que puede llevar a un "duelo desautorizado", experimentado en silencio y sin apoyo. Incluir a las mascotas en los altares del Día de Muertos surge como una respuesta cultural y terapéutica a esta necesidad de validar y expresar el dolor.
¿Cuándo se colocan las ofrendas para las mascotas?
Según la tradición, las ofrendas para las mascotas se colocan la noche del 26 de octubre, para recibirlas el 27. Este acto permite a las familias honrar la memoria de sus compañeros animales y celebrar el amor y la unión que compartieron en vida.
La presencia de mascotas en los altares del Día de Muertos es un testimonio del creciente reconocimiento de su importancia en nuestras vidas y de la necesidad de validar el duelo por su pérdida. Es una forma de mantener viva su memoria y celebrar el amor incondicional que nos brindaron.
Adaptación e infancias
Esta adaptación de las tradiciones también refleja una evolución en la forma en que las nuevas generaciones se relacionan con sus mascotas, considerándolas miembros importantes de la familia. La inclusión de elementos relacionados con las mascotas en los altares ayuda a los niños a comprender el ciclo de la vida y a procesar la pérdida de una manera más significativa y acompañada.